Manos y casa

Hay veces que las lecturas parecen venir a nuestro encuentro.

Quizás, según nuestros momentos vitales, leemos con ojos distintos. Las palabras, como decá Pessoa nos llevan a ‘soñar’ con otro o a situar nuestra realidad en otra perspectiva.

Dos breves citas que situaré luego al final me traen el recuerdo ahora de la despedida de la tarde.

Le dejo con un ‘hasta mañana’ incierto y en esa despedida, en su casa, en su sofá de toda la vida, él hombre de manos rudas, suaves ahora, busca el contacto. Siempre, con todos. Como si fuera el último roce, de unas manos que ahora se han vuelto suaves, con el que se quisiera quedar. Después, la mano se levanta y, como si de un niño pequeño se tratara, lanza el adios-hastaluego, esperando poder rozar de nuevo la caricia al día siguiente.

Dos manos grandes, fuertes, manos de hombre trabajador, manos que dan ganas de tocar, manos que dan ganas de que nos toquen… (Regina José Galindo en Varios, Trentacuentos; pag. 88)

-… Me obligan a estar todo el día en la cama… Todas las mañanas pasa un médico, me es cucha los pulmones con ese aparato que lleva colgado y se marcha diciendo: «Hummm, hummm», que no sé lo que quiere decir, pero me da muy mala espina.

– Es que lo que usted necesita ahora es descansar mucho y bien abrigado no queda más remedio.

– Mira hijo, lo que yo creo es que me estoy muriendo y aquí lo único que hacen es tenerme hasta que deje la cama libre lo antes posible. Por favor, Nesandros, llévame a casa. Yo no quiero morirme en este sitio. .. Aquí no se me ha perdido nada… Nesandros entendía de sobra la angustia del viejo, y le prometió hacer cuanto pudiera para retornarlo a casa. (Guillermo Martín de Oliva en Varios, Trentacuentos; pag. 114)

100 años

50+50=100

Ayer S. y su hermana gemela cumplían 50.

Querían celebrarlo con amigos.

Me invitaron a su fiesta.

Aunque estaba con un ojo allí y otro mirando hacia los 80 sobrepasados disfruté.

El encuentro y reencuentro con amigos y conocidos de toda la vida.

La sorpresa de ver a personas que has conocido en otros ámbitos también presentes allí.

La constatación de que Bilbao es un pañuelo y el clima de complicidad me permitió pasar y disfrutar de unas horas agradables.

Como S. decía el mejor regalo para ella es que estuviéramos allí.

A todos nos gusta la compañía, el sentir que tenemos a gente cerca en los buenos y malos momentos.

A todos nos gusta el poder celebrarlo o llorarlo, lo que toque en cada caso, con personas a las que queremos y que nos quieren.

En cualquier caso, algo deben de tener los 50, para que nos entren ganas de compartirlos con los que queremos.

Efímeros instantes

Efímero: Pasajero, de corta duración.

Instante: Porción brevísima de tiempo.

Me gusta ese título.

Más cuando uno vive rodeado ahora precisamente de eso: de instantes efímeros con personas concretas que quizás no se vuelva a repetir o a dar.

Manuel Gil ha trasladado a ‘lectura lineal textual’ las entradas de su anterior blog Paradigma Libro que escribió a cuatro manos junto a Francisco Javier Jiménez.

Al entrar a curiosear me encuentro con esto en la página 6:

La historia del blog Paradigma Libro es una historia lineal. Hay que remontarse a los cursos de Santander del 2006, allí nos encontramos Javier Jimenez y yo, a la postre autores del blog, con Txetxu Barandiarán, tipo inquieto y con olfato que ya veía el devenir que el sector comenzaba a tener.

En el curso de una distendida conversación en un café una soleada tarde santanderina, nos contó que iba a poner en marcha una revista de refl exión y análisis sobre el sector del libro, y nos invitaba a colaborar. La revista era Texturas, hoy convertida en la revista de referencia del sector y en icono de la refl exión sobre el libro, la editorial matriz Trama, y el responsable último Manuel Ortuño, un editor avezado en las lides de editar a contracorriente y sostener proyectos editoriales evidentemente personales y no siempre políticamente correctos. Un editor concepto.

No sé si habré perdido ya el olfato. Esto lo suelen ver mejor los otros que uno mismo. Lo que no he perdido, por suerte para mí, es la relación con los dos ‘Manolos’ y con Javier, aunque ahora nos veamos menos por Madrid.

Lo que sí me gusta es que cuando nos volvemos a ver no se da ni el efímero ni el instante, sino, más bien, el tiempo lento y sosegado de la conversación.

Quien quiera leerlo de un tirón lo puede descargar desde aquí. Es gartis, aunque eso no quiere decir que no haya costado nada.

Sábado a la mañana

Disfruto mucho a desde hace un tiempo de los sábados a la mañana cuando me enredo en una rutina casi fija de lectura de prensa y compras para abastecer la despensa semanal.

Todo ello sin prisa, rumiando al mismo tiempo cómo ha ido la semana y cómo se presenta la siguiente.

Aprovechando cualquier rincón en el ir y venir entre cafetería, súper, frutería, charcutería… como hoy ha sido el caso para parar de repente y simplemente estar y ver a la ciudad iniciar su movimiento más tranquilo que entre semana.

Tiempo también para pensar e intentar adivinar qué querrá comer el abuelo esta semana.

Acercarme después con las viandas, estar con él, tantear su humor y ver y disfrutar, si tiene ganas, de sus palabras con historia y nostalgia.

Sino, como en muchas ocasiones, es suficientente la compañía silenciosa.

 

Personas y proyectos

La relación entre ambas palabras, personas y proyectos, es algo que siempre anda en mi cabeza fluyendo, siempre ando dando vueltas sobre esa idea o esa realidad, como se prefiera.

Qué papel jugamos cada uno en un proyecto. Cómo funcionará el mismo con personas distintas. Qué cambia cuando lo dejamos. Preguntas, preguntas, preguntas.

Hoy ha sido una de esas tardes taurinas en que ha tocado cambiar de tercio, redefinir la cuadrilla y, creo, no tenía capacidad en ese momento de constatarlo, de provocar algún susto por el toro que queda.

No voy a entrar aquí en los detalles porque no creo que, en este caso, sea lo relevante.

Es para mí bonito y emocionante cambiar el punto de vista, aradecérselo, mal que bien pero es como uno sabe hacerlo, a las personas que te han acompañado codo a codo en todo el proceso y que en algunos casos asumen nuevas responsabilidades y, lógicamente, se resitúan ante la nueva situación.

Los proyectos compartidos siempre me provocan en la despedida o en el cambio de papel un sentimiento de sana nostalgia, de echar la vista atrás y de intentar visualizar lo recorrido y lo que nos hemos dejado en ellos y lo que ellos, las personas y el proyecto nos han aportado.

Disculpad este tono críptico de un cierto desahogo.

Ellos y ellas, si es que lo leen, saben a qué me refiero.

Me gusta que los proyectos me emocionen y conmuevan. Me gusta sentir que en los mismos hay algo más que racionalidad, que no han sido indiferentes para mi vida.

Puede que sólo quede todo en la satisfacción de un trabajo bien hecho o que por lo menos así se ha intentado por parte de todos.

El proyecto sigue ahora. Tiene su vida y la de las personas que lo acompañan. Habrá cosas que cambien, pero el buen sabor y la sana nostalgia no me la quita nadie.

Así que para los que seguís en él ¡Gracias por todo.!

Yo ya os he avisado que como usuario seguiré dando la murga, proponiendo, sugiriendo y enredando, pero… en gran medida desde el otro lado de la barrera.

Y mientras termino esto, aflora alguna lágrima de emoción contenida.

El tiempo no es infinito y en lo personal y en lo profesional siempre son buenos, estoy convencido, los aires nuevos.

Aire, agua…. tierra

Es curioso como se cruzan a veces las lecturas que uno tiene entre manos o, quizás mejor, cómo buscamos los cruces en función de la propia situación vital.

Una novela recientemente terminada parece encontrar su continuum en un ensayo que empiezo a ller a continuación de la misma.

El cruce de elementos naturales, la vida y la muerte y al propia identidad llaman mi atención.

El aire – oxígeno al que ya hice referencia cuando citaba: El ser humano para vivir, necesita un mínimo de aire respirable, cierta dosis de oxígeno e ilusión. (El vino de la soledad;pag. 213)

El agua que recoge Gabriel citando también a otros:

– El Mar, en movimiento

desde la eternidad,

repetición sin fin.

una ola callando,

otra manifestándose.

(Javad Nurbakhsh)

– Aquel que oye las cosas bien sabe que éstas le van a hablar o muy fuerte o con demasiada suavidad. Hay que apresurarse a escucharlas. La cascada es estrepitosa, el arroyo balbucea. (Gaston Bachelard)

Estar atentos a los ‘mínimos respirables’, a los balbuceos acusosos, a las olas que callan quizás resulte complicado en estos momentos donde todo parece importante, sobre todo lo que más ruido hace.

Entre medio, algunos nos quieren mandar a Laponia para ahorarse los murmullos que no escucharon y que parecen molestarles cuando se empiezan a convertir en gritos.

Nos hemos hecho sordos a los pequeños detalles. Hemos ido alejando de nuestras vidas las pequeñas tensiones, la cotidianeidad y sólo saltamos o nos hacen saltar hacia fuera las fuertes olas, los tsunamis personales y sociales.

La Madre Tierra de la que nos habla Boff, y tendríamos así el tercer elemento, nos sitúa más en las lógicas del cuidado y la compasión y lejos de los grandes ruidos.

El vino de la soledad

Termino El vino de la soledad de Irène Némirovsky.

Un libro de una dulce tristeza.

Mi libro está todavía incompleto. Quien me lo regaló lo sabe. No sé si ella lo había leído.

Cuando lo recibí le escribí diciéndole si ya el título no era una premonición.

Ayer ya casi terminándolo me encuentro con dos frases que casi parecen confirmar esta hipótesis:

– El ser humano para vivir, necesita un mínimo de aire respirable, cierta dosis de oxígeno e ilusión. (pag. 213)

y ya en la última página…

– No temo a la vida -pensó-. No son más que años de aprendizaje. Han sido extraordinariamente duros, pero han templado mi valor y mi orgullo. Eso me pertenece, es mi inalienable riqueza. Estoy sola, pero mi soledad es ávida y embriagadora. (pag. 221)

¿Perdiendo los papeles?

Día de reuniones.

De larga sentada.

A las 9:00 la primera. Con tiempo, también, para la conversación personal, paón de ra el intercambio con un café humeante. Cambio de chip y al tajo para cerrar ya la puesta en marcha de un proyecto. Todo fluye fácil, práctico y claro.

La segunda a partir de las 10:30. La foto está tomada a la vuelta del café. Entre risas surge el comentario: ‘parece que viendo la mesa estamos trabajando’. A los nativos digitales quizás les dé sensación de desorden. Para los que nos movíamos entre ellos era un pequeño reflejo de lo que nos traíamos entre manos. Práctica también. Con más debate, sano. Con más temas encima de la mesa; pero a las 14:15 con la sensación de mañana aprovechada y con deberes para casa.

Tiempo todavía para comer y abordar nuevos temas en tranquila tertulia. Mezcla y cruce entre lo laboral y lo personal.

Volviendo ya para casa J. me comenta lo bien que vienen a veces estos mix de cierre donde al mismo tiempo que se cierran planes nuevos hay tiempo para hablar de otros temas.

Ahora bien en todo el rato hemos tenido claro los papeles y el papel que nos tocaba jugar.

Un buen día.

Sufrimiento, noche, soledad…

– Los que verdaderamente sufren no hacen plebe, no forman conjunto. Quien sufre, sufre en soledad. (Fernando Pessoa; Libro del desasosiego; pag. 182)

– Aunque daba pesados cabezasos, lo que más temía era la noche… Dormirse, olvidar y, al despertar, cuando la conciencia de la desgracia es vaga y brumosa, buscar en aquella cama vacía el rostro conocido… Y cuando horrorizada, se daba la vuelta, veía de nuevo el lecho vacío. (Irène Némirovsky; El vino de la soledad; pag. 112)

Cuando la exageración lleva a la no credibilidad

o cuando se convierte la parte en todo.

Me encuentro con este titular en El Periódico de Aragón:

La piratería del libro amenaza 80.000 empleos

No sé quién habrá conseguido colar ese titular que tiene eco en todos los periódicos de El Periódico, pero alguien les ha metido gato por liebre o miedo por no adaptación.

Es cierto que las cifras de empleo en el sector tanto en el editorial, el de la distribución y el de la librería vienen bajando de manera suave pero constante en los últimos tres años.

Ahora bien situar todas las causas del peligro en un único factor es ingenuo o perverso. Siempre el sector ha tenido además, y parece que la sigue teniendo en ocasiones, la insana costumbre de echar balones fuera.

Me ha parecido sugerente la referencia que recoge LecturaLab con algunas reflexiones del editor de Chamber Four en relación a los errores que comenten los editores. Señala los siguientes:

  • Los editores están ahogando a las librerías independientes. Ellos controlan el precio de los libros que editan pero permiten a Amazon venderlos con descuentos de hasta el 50 por ciento del precio de tapa. Los libreros independientes compran sus libros al por mayor por encima de esos precios.
  • En vez de pelear contra Amazon, los editores se vuelven contra las bibliotecas, y todavía no han entendido qué es lo que hacen las bibliotecas.
  • Un editor actualmente está ayudando a Amazon a colocar sus libros en las librerías de cemento y ladrillo. Una vez más, ellos no se preocupan por las librerías independientes.
  • Todos han apoyado la SOPA (Stop Online Piracy Act) [Acta de cese a la piratería en línea] aun cuando está probado que la piratería no afecta sus ganancias.
  • La edición en tapa dura como primer modelo de negocio es arcaico.
  • Ellos mienten sobre los costes y los beneficios de los eBooks.

Hablaba también ayer con un librero y de manera indirecta me reconocía la escasa capacidad o lentitud de los mismos para actuar ‘glocalmente’.

No hay que mirar sólo al lobo que puede tirar la casa de los tres cerditos (editor, distribuidor, librero). Hay que seguir mirando cómo se mejora la casa y además, si se puede, nos enrollamos con el lobo que quizás al final sea un cordero.

Y añado dos atinadas reflexiones de Rodríguez&Gil en El paradigma digital y sostenible del libro:

– La industria del libro en nuestro país adolece de opacidad e incomunicación, de ocultamiento y secretismo, síntomas todos, en general, de las industrias y sectores en retroceso y decadencia. (pag. 25)

– El verdadero problema de la industria editorial y del sector del libro en su conjunto no es la tan mencionada ‘transición digital’, materializada hasta ahora en la competición por la cacharrería, sino el de comenzar a pensar en digital, y en disponer de una hoja de ruta para implantar producto en el mercado. La idea de ‘estructurar el consumo para organizar el mercado’ debería ser la clave del proceso. (pag. 34)

Sirva todo esto también como pequeño homenaje a personas y empresas que son capaces de adaptarse, pelear y arriesgar como Concha y Fredi con quienes estuve no hace mucho por Oviedo y cuya empresa ha enfilado ya la última década para llegar a los 100 años.

Lectura, intimidad y sociabilidad

Los últimos fines de semana tengo más tiempo para mí y para la lectura.

El estar a veces con otro según cuál sea la situación hace que aumente, aunque parezca una pequeña conradicción el tiempo que puedes estar conitgo mismo.

Por medio, en lo laboral, se cruzan proyectos relacionados con la lectura.

Así que el propio tiempo que dedico a leer que ha aumentado lo cual es todo un gusto hace que se me crucen también texto sugerentes relacionados con la lectura como esos dos de Michèle Petit que recoge Juan Domingo Argüelles en el número 6 de Quehacer editorial.

Escuchando a los lectores me dije que en el fondo lo esencial de la experiencia de la lectura quizá fuera eso: a partir de imágenes o fragmentos recogidos en los libros, podemos dibujar un paisaje, un lugar, un habitáculo propio. Un espacio donde podemos dibujar nuestros contornos, comenzar a trazar nuestro propio camino y desprendernos un poco del discurso de los otros o de las determinaciones familiares o sociales…

La lectura es sin duda poco compatible con ciertas formas de vida más gregarias, y quizá supone, cuando se es varón, una dificultad para sentirse partícipe de esas formas, o un deseo de marcar un camino diferente. Pero no hay que confundir gregarismo con sociabilidad. Ni es válido oponer intimidad y sociabilidad. Lo íntimo y lo compartido están ligados de modo indisoluble en el acto de leer.  Al leer, a menudo experimentamos al mismo tiempo nuestra verdad más íntima y nuestra humanidad compartida. Lo que ocurre con ese derecho a lo íntimo con ese derecho a elaborar la propia subjetividad, es quizá el paso hacia otras formas de relación social distintas de aquellas donde se vive pegados unos con otros, cerrando filas alrededor de un líder o de un patriarca. (pag. 89-90)

Calma aparente

Hoy a la mañana, mientras hacía un poco de tiempo para una reunión, me he quedado de repente embelesado ante la aparente quietud y calma de la ría a su paso por El Arenal.

En la distancia todo parecía quietud, pero al ir acercándome se iba notando ya el suave movimiento que la marea, como el ir y venir de la vida, produce.

La corriente constante y a menudo imperceptible que nos mueve, que hace que también nosotros y nuestros círculos se vayan moviendo y ajustando.

Personas que llegaron a nosotros o nosotros a ellas y de repente o poco a poco desaparecieron de nuestra existencia y nosotros de la de ellas.

Personas también que se acercan. Una llamada hoy me ha producido esa dulce sensacion de que la marea me acercaba algo; al igual que algunos largos silencios me hacen intuir que se producen alejamientos que quizás la marea no vuelva a traer, a llevar, a acercar de nuevo.

Todo fluye, en apariencia casi sin moverse, como el agua en la ría, pero todo, al mismo tiempo, va cambiando.

Nuestra vida son los ríos……

En ella nos vamos moviendo con dulces mareas y mareas vivas.

Hay una erudición del conocimiento, que es lo que propiamente se llama erudición, y hay una erudición del entendimiento, que es lo que se llama cultura. Pero hay también una erudición de la sensibilidad.

La erudición de la sensibilidad nada tiene que ver con la experiencia de la vida. La experiencia de la vida nada enseña, del mismo modo que la historia de nada nos informa. La verdadera experiencia consiste en restringir el contacto con la realidad y aumentar el análisis de ese contacto. Así la sensibilidad se amplía y se hace más profunda, porque en nosotros está todo; basta con que lo busquemos y con que lo sepamos buscar. (Fernando Pessoa; Libro del desasosiego; pag. 152)

Muchos libros ¿para qué?

Gozo: He allegado gran número de nobles libros.

Razón: […] En otras has de tener confianza para que de los libros se te siga la gloria: no en tenellos, más en entendellos; y no los has de guardar en la librería, mas en la memoria; no en el armario, mas en el entendimiento; que, de otra manera, el que más gloria tuviese sería el librero que los vende o el arca do se guardan.

(Petrarca, Obras I. Prosa; Alfaguara; pag. 428 en José Manuel Lucía; Elogio del texto digital; pag. 118)

A fecha de hoy la mayor gloria puede estar en los almacenes que guardan las devoluciones.

¿Aldea global?

Nos pasamos la vida hablando de la ‘aldea global’, y es un hecho que gracias a los progresos realizados en el ámbito de las comunicaciones, nuestro planeta se ha convertido en un espacio económico único, en un espacio político único, en un espacio mediático único. Pero lo que se consigue con eso es que estén aún más claros los aborrecimientos mutuos. (Amin Maalouf El desajuste del mundo; pag. 291)

Para esta operación se hace necesario superar el paradigma moderno que fracciona, atomiza y reduce. Hay que llegar al paradigma holístico contemporáneo que articula, relaciona todo con todo y considera la coexistencia del todo y de las partes (holograma), la multidimensionalidad de la realidad con su nolinealidad, con equilibrios y desequilibrios, caos y cosmos, vida y muerte. En definitiva, todas las cosas han de ser contempladas en y a través de su relación eco-organizadora con el medio ambiente císmico, natural, cultural, económico, simbólico, religoso y espritual. Urge pues, que alimentemos una postura global, esto es, pensar globalmente yactuar localmente, y pensar localmente y actuar globalmente. (Leonardo Boff  ; ‘Ética planetaria desde el Gran Sur’ ; pag. 23)

No sé…

lo que quiero ni lo que dejo de querer. Dejé de saber querer, de saber cómo se quiere, de baer las emociones o los pensamientos con los que de ordinario se sabe que estamos queriendo o queriendo querer. No sé quién soy ni lo que soy. Como alguien enterrado bajo un muro desmoronado, yazgo bajo el vacío derrumbado del universo entero. Y así voy, siguiendo el rastro de mí mismo, hasta que caiga la noche y un poco de caricia de ser diferente ondule, como una brisa, en el comienzo de mi impaciencia de mí mismo. (Fernando Pessoa; Libro del desasosiego; pag. 203)

Carrera de fondo

A veces las tareas cotidianas como la de ir manteniendo, actualizando, categorizando y etiquetando entradas de este blog que en sus distintas variantes cumplirá en poco tiempo, un par de meses, ocho años hace que me re-encuentre con entradas que mantienen toda su validez.

Algo de esto me ha pasado con esta cita de Jordi y Paco recogida hace ya casi cinco años:

Las cosas esenciales tienen mucho en común con las carreras de fondo. (Jordi Nadal y Paco García, Libros o velocidad ; Fondo de Cultura Económica, pag. 142)

Ando ahora en carrera de fondo personal, en medio, al mismo tiempo de las prisas, falsas en ocasiones, que algunos políticos tienen para que algunas cosas queden aparentemente lucidas.

Me sigue interesando el fondo, no los sprints explosivos.

Recuerdo que cuando nadaba me iban mejor las largas distancias, el tiempo mantenido, el ritmo regular. En el agua, además había suficiente tiempo para pensar y darle una vuelta a la vida.

Ahora, casi y gracias a esta vuelta atrás en el blog, parece que me encuentro en lo mismo.

Es una especie de relectura vital mirando al mismo tiempo hacia un futuro sostenido que en un tiempo no fijado, no se sabe dónde está la meta exacta, terminará para alguien querido. Acompañarle en esta carrera de fondo, que es también la mía por decisión propia, es, como todo lo que merece la pena una profunda experiencia vital.

Releer es volver a aquello que fuimos y aceptarnos o desilusionarnos de nosotros mismos. En este sentido, somos lo que leemos. Estamos hechos del tejido (es decir, del texto) de los libros. Un libro, leído en una época determinada, nos dice mucho de lo que pensábamos y hacíamos, de lo que soñábamos e imaginábamos. Releerlo siempre será revelador e ilustrativo. (Juan Domingo Argüelles en Quehacer editorial 6; pag. 92-93)

Los miedos de un sector que vende falsas eternidades

¿Qué ha sucedido para que la literatura, los textos literarios y científicos, motor de algunas de las propuestas más ingeniosas e innovadores en el pasado, no hayan sido el motor de nuevos modelos de difusión textual, limitándonos, como lo hemos hecho, a algunas propuestas que siendo de los años setenta ahora se presentan como modernas? ¿Acaso en este campo no hemos sido capaces de creernos ni desde las universidades y los centros de investigación, ni desde la industria editorial la sentencia de Allan Kay de que la mejor manera de predecir el futuro es inventarlo? Lo que está sucediendo en la actualidad -y aquí nos centramos en el ámbito hispánico- con el libro electrónico y el auge de los e-readers puede ser una bunea radiografía de nuestros miedos, de nuestras limitaciones, de los muros que seguimos levantanmdo ante las innovaciones y que nos impiden ver más allá del presente. De un presente que… se nos intenta vender como un ‘ecosistema literario’ eterno, cuando tan sólo cuenta, en el mejor de los casos, con doscientos años de vida. (José Manuel Lucía; Elogio del texto digital; pag. 76)

Y añado: qué daño han hecho los intereses particulares de algunos grandes para no dejar al sistema editorial moverse.

¿Ahorro editorial?

En todo caso, los editores ahorran en todo lo que pueden: en las tiradas, por ejemplo, más raquíticas cada año. Pero también en otros conceptos: papel, encuadernación (cada vez hay menos libros cosidos), anticipos, traducción (con tarifas congeladas desde hace mucho tiempo), corrección (cada vez más erratas), revisión, etcétera. (Manuel Rodríguez Rivero)

Aún así se sigue devolviendo cada vez más y más libros. Basta ver el último estudio de FANDE (tabla 53 pag. 57) o el del Comercio Interior de los editores (Tabla 52, pag. 82)

Con el libro a este paso nos empezará a pasar como con la industria alimentaria. Habrá que empezar a penalizar los excedentes en la medida que no cumplen su fucnión final, la de alimentar intelectualmente en este caso a la sociedad.

 

Vida y derivados

Tres citas entresacadas de la lectura de La sabiduría de la Toscana de Ferenc Máté

– Lo destacable de los toscanos no es sólo lo que tienen, sino todo aquello de lo que han decidido prescindir. Es como si hubieran aprendido hace tiempo el verdadero significado de la expresión ‘nada es gratis en la viña del Señor’. Parecen saber que por cada adquisición, ya sea un simple garage o una lujosa cocina, pagan dinero además de lo que les ha costado ganarlo: una parte de su vida. (pag. 164)

– Desde luego, rara vez evaluamos nuestro consumo en función de lo que Thoreau denominó ‘ el coste real de las cosas’. Nos tomamos la vida como viene, demasiadas veces en un paquete único. Y firmamos en la línea de puntos sin siquiera pensar que la letra pequeña que no hemos leído podría habernos atrapado de por vida. (pag. 168-189)

– De la misma manera que a los toscanos les revuelve las entrañas la industria alimentaria, la engañosa ilusión del amigo virtual les parece un trsite sucedáneo del de carne y hueso. Han aprendido que ni un centenar de tus ‘mejores’ amigos en Facebook valen lo que uno que puedas tener a tu lado cuando más lo necesitas. Y parecen entender que, cuando vives en una fantasía electrónica, olvidas la realidad circundante. Esa atención, ese afecto y esa emotividad los malgastas en personas con cuyas vidas no tienes nada que ver, personas que roban un tiempo precioso a quienes de verdad te quieren y cuentan con tu cariño y tu atencion para alcanzar la felicidad. (pag. 208-209)

– Y estábamos tan ocupados siguiendo a nuestros líderes en una frenética carrera hacia la riqueza y el poder, que perdimos de vista simples alegrías y olvidamos a amigos y parientes, olvidamos lo más preciado que nuestra raza ha inventado jamás: la compañía mutua. (pag. 213)