Escribo estas notas más como final de año que como celebración de Navidad. Y las escribo con el rum-rum de mi última lectura, el libro de Juan Cruz Especies en extinción.
Los ecos que me resuenan no son tanto los profesionales sino parte de su porpia historia personal y las resonancias que algunas frases me provocan.
Juan para mí siempre ha sido un gran tipo. Cuando le conocí por primera vez, en Vitoria, no sé si se acordará, yo todavía era un chico de pueblo que iba a aterrizar a los pocos días en la capital.
Su ofrecimiento para que todo me fuera más fácil y su acompañamiento en algunos primeros saraos fue y sigue siendo algo impagable.
Así que en esta mañana de 24 de diciembre, ventosa y extraña en Bilbao, pero tranquila, con música de fondo que es una parte importante de la memoria y presente de este año…
echo la vista atrás ya que como Juan concibo la vida como una gran memoria, y eso, la memoria, lo que conserva la mente de otro tiempo, es lo que hace llevadera o eficaz la relación con este día siguiente en que se convierte la cotidianidad. (pag. 421) o, como dice más adelante, la vida es una narrativa. No se sabe dónde empieza. Y se termina…nunca hace tanto tiempo de nada mientras uno recuerde. (pag. 425)
Este blog, a ratos, tiene una parte de memoria, sutil a ratos y más explícita en otros. El año pasado ha sido distinto. Todos lo son.
Así que os dejo ahora algunos de los guiños aparecidos en este blog que tienen más relación con la vida vivida. Algunos, más explícitos y, otros, para ‘enetndidos’ o acompañantes de mi vivir.
1. El Camino de Santiago realizado entre abril y mayo. Por tiempo de soledad, de ensimismamiento y tiempo real ocupa un lugar importante.
2. Ha sido un ‘año oxigenado‘. Gracias a las que me han hecho en ocasiones el boca a boca necesario.
3. Un año de complicidades. Pocas, pero intensas. Como siempre, también, algunas perdidas, otras mantenidas, encontradas y también, casi al final del año re-encontradas porque seguáin presentes en la memoria viva.
4. Los paseos me han ayudado a «volver a nacer«.
5. Recuerdos de los que se han ido y están que hacen aflorar recuerdos todavía recientes que siempre se viven mejor acompañado.
6. Despedidas que apuntan nuevos futuros.
7. Retomar proyectos.
8. Celebrar lo vivido.
9. El nuevo ‘cambio de tercio‘.
10. El descubrimiento de nuevas lecturas.
11. El redescubrimiento del cuidado.
Podían ser otros, pero hoy son estos los hitos que me han dejado una huella particular.
No sé muy bien si creo o no en los espíritus, pero en lo que sí creo es que nada de lo que ocurre en el mundo sucede en balde. Lo que ha sido, deja siempre huella. Y algunas cosas la dejan más profunda que otras, pero todo deja algo tras de sí, un cambio, una vibración en el tiempo, ¿no crees? Probablemente es lo mejor que podemos esperar. (Erin M. Hart; Los crímenes del Lago de las Tristezas; Destino; pag. 362)
Las dejaremos posar en lo que queda de año y nos volvemos a encontrar ya en el 2014.