¿Cuánto es suficiente?

¿Cuánto es suficiente? Qué se necesita para una ‘buena vida’ de Robert y Edward Skidelsky.

Keynes predijo en 1930 que al cabo de un siglo, hacia 2030, los progresos tecnológicos nos permitirían vivir con desahogo, sin apenas necesidad de trabajar, y que esto nos daría la felicidad.

No es este el camino que sigue el desarrollo económico actual, dominado por la codicia, que nos está conduciendo a la desigualdad y la pobreza.

Robert y Edward Skidelsky nos explican cómo hemos llegado a esta situación en un libro en que analizan la realidad de este mundo en crisis, y nos plantean, al propio tiempo, la necesidad de volver a reflexionar sobre temas como los usos de la riqueza o la naturaleza de la felicidad que, aunque parezcan debates filosóficos del pasado, siguen siendo necesarios para que podamos definir cómo ha de ser esa “buena vida” a la que aspiramos, y para ofrecernos formas de escapar de los condicionamientos de un sistema que nos oprime y nos agobia, con el fin de construir otro mejor. Este libro, nos dicen, es un intento de ayudar a que entre todos lo descubramos.

Una cita

La búsqueda continua del crecimiento no solo es innecesaria para hacer realidad los bienes básicos, sino que puede, de hecho, ser perjudicial para ellos. Los bienes básicos son esencialmente no comercializables: no se pueden, propiamente, comprar o vender. Una economía dirigida a maximizar el valor de mercado tenderá a desplazarlos o a reemplazarlos por sustitutos comercializables. El resultado es un tipo de corrupción ya conocido. La personalidad se onvierte en parte de la jerga publicitaria, que afirma que los consumidores de los productos más cotidianos se extán ‘expresando’ o ‘definiendo’… «El mercado penetra en áreas de la vida que hasta hace poco se habían mantenido fuera del intercambio monetario -escribe el sociólogo Zygmunt Bauman-. Martiellea incansablemente el mensaje de que todo es, o puede ser, una mercancía, o que, si aún está lejos de convertirse en una de ellas, que de todos modos debe manejarse como si lo fuera» (pag. 193)