Los editores pertenecientes a Anele, en función de algunas de las declaraciones últimas, no parecen encontrarse excesivamente cómodos en la nueva situación o panorama.
Por un lado en Aragón hacen declaraciones en la línea de que en dicha Comunidad parecen tener el «sistema más perjudicial para la industria editorial » , pero, al mismo tiempo constatan que el sistema que se va a imponer en el País Vasco les puede obligar a retirarse del mismo.
No estaría de más, en todo caso, que La Razón no nos cambiase el sexo del Consejero. Ello, indica, casi con seguridad, que va a ser peor que el de Aragón donde los editores, hasta la fecha, no han lanzado advertencias de este tipo.
Será interesante saber en este línea si Elkar, socio de ANELE comparte esta afirmación.
Junto a ello nos encontramos en este paisito con datos que sitúan las expectativas de penetración de las grandes superficies en el mercado del libro de texto en alreredor del 25%. Ello supondría 10,8 puntos más que en el año 2005 (no disponemos todavía de datos del 2006). Sería interesante cuánto va a suponer la venta directa por parte de los editores y la variación de la misma que se situaba en el 23,7% en el mismo año. Es decir: robaban más cuota de mercado a las librerías que las grandes superficies. Dicho de otra manera: si los editores no vendieran directamente, quizás hubiera espacio para todos los vendedores finales.
Por otro lado, el artículo de César Coca me deja, básicamente, dos interrogantes encima de la mesa.
1. Si lo reseñado en relación a la compra es cierto y legal, asunto sobre el que tengo mis dudas, ¿qué sentido tiene el precio fijo?
2. Cada vez me resulta más sospechoso el discurso del rechazo al libro usado por poco higiénico. Es claro que en otros países, probablemente con otros ámbitos y ambientes educativos este hecho existe y no sólo con el libro de texto, sino con muchos otros libros.
Hay muchas cosas a las que seguir dando vueltas, pero intentando que no nos mareen.
Probablemente
estamos hablando más de alegalidad que de ilegalidad, pero como me
decía alguien con quien hablé: ¿te van a perseguir por comprar libros
en Internet e intentar ahorrarte unos euros? Es evidente que no, salvo
que el perseguidor de turno quiera hacer el ridículo en Europa. Porque
hay que imaginarse la noticia en un periódico (yo suelo ver las cosas
en esos términos… deformación profesional): \»Multado por comprar un
libro de Vargas Llosa en edición legal a precio más barato\»…
Posiblemente sea así César. En cualquier caso quien de alguna manera facilita la situación es el editor con sus condiciones.