Perjudicial para….

Vía Desequilibros

La gente lee libros sólo cuando realmente se le convierten en una necesidad: necesidad de hacer una tarea, de aprobar un examen, de cumplir con un requisito, etcétera, o bien necesidad de perder deliciosamente el tiempo, de salir de la desesperación o de entrar a ella, de confrontar la vida con la ficción, de no dejarse avasallar por la terrible rutina doméstica o laboral. Pero, en fin, nadie lee libros si antes no ha nacido en su mundo íntimo la necesidad; esa necesidad que puede nacer en el instante mismo de llevar la mano a una estantería y encontrar prácticamente por azar una voz que nos habla, nos seduce, nos deslumbra y nos gana para su reino. (Juan Domingo Argüelles; Ustedes que leen; pag. 222)

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