Ayer hablamos de Walden, pero el paseo del jueves por Pamplona dio para más.
Tuvimos también la oportunidad de acercarnos a Katakrak, la evolución de la anterior Hormiga atómica. De la calle Comedias a la calle Mayor.
Un amplio espacio de cafetería y dos plantas de librería con una oferta envidiable y difícil de encontrar sobre todo lo relacionado con el tercer sector, movimientos y economía alternativa junto con unas amplias secciones de sociología, filosofía, poesía y demás.
Al igual que los modernos se entretienen preguntándonos como si fuéramos tontos si lo que se esconde detrás de un ‘teléfono’ de última generación es realmente un teléfono u otra cosa aquí cabría preguntarse lo mismo. ¿Es una librería o quizás es más un espacio innovador y agitador cuyo objetivo es, a través de su actividad, promover pensamiento crítico y poner en marcha la transformación social y cultural, contando también con el libro como herramienta?.
La diferencia, en cualquier caso, entre teléfono y espacio es, en este caso, clara. La intencionalidad y la voluntad política y cultural puesta de manifiesto.
Algunos detalles importantes:
– Detrás hay una cooperativa.
– Han trabajado la financiación con Triodos Bank, uno de los bancos considerados como Banca ética.
– Han seguido modelos de crowfunding para su financiación.
Y esa es una música que a mí por lo menos, me suena mejor que otras.
Habrá que ver cómo evoluciona. La cafetería estaba llena, la librería estaba bastante vacía.
Me pasa lo mismo que a Fernando Luis Chivite:
No tengo sombrero pero hago el gesto de quitármelo y me inclino con reverencia. Walden y Katakrak, dos palabras que aluden (cada una a su manera), a una especie de rebeldía elemental y que suenan como una declaración de principios
Y entre los libros y demás encontré una pequeña joyita que le haré llegar a Manuel en mi próxima bajada a Madrid.
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