El préstamo digital en las bibliotecas en Euskadi ¿más propaganda que realidad?

Volví del Congreso de Libro electrónico celebrado en Barbastro bastante preocupado en torno al futuro y sostenibilidad del proyecto de, llamémosle con propiedad, préstamo digital de obras con derechos en Euskadi. La preocupación no es nueva. Se viene extendiendo ya a lo largo de este año. Tanto con motivo del Liber como en junio adelanté algunas reflexiones.

Digo esto porque la Biblioteca Digital de Euskadi, Liburuklik, ya lleva tiempo existiendo y ofrece la posibilidad de consulta de fondo libre de derechos. De hecho e-liburutegia aparece como una parte de este proyecto más global.

Digo que vine preocupado porque ante una pregunta tan sencilla como cuántos recursos (humanos, tecnológicos, de contenidos) se van a destinar para la sostenibilidad del proyecto, la responsable del servicio de bibliotecas del Gobierno Vasco no supo o no quiso, esto sería peor, qué contestar.

Me ha preocupado más todavía el leer unas recientes declaraciones de Joxean Muñoz, viceconsejero de cultura, aparecidas en los medios en el día de ayer que señala algunas ventajas que en mi opinión acabarán convirtiéndose, si no lo son ya, en inconvenientes:

– Alaba las aparentes bondades de ‘una plataforma propia y pública’. Lo que quizás no se señala es que está siendo desarrollada por una empresa externa y las prestaciones de salida van a ser muy inferiores a otras plataformas existentes en el mercado que ofrecían en su momento y supongo que lo seguirán haciendo el ser alojadas en servidores públicos y adecuarse a las demandas específicas de la administración. Por ahora lo que parece que va a costar el desarrollo de la plataforma en 2014 y 2015, según los presupuestos públicos,  es 180.000 euros. ¿Inversión adecuada a los servicios que presta y a otras posibles prestaciones que serían tan públicas como esta? Lo dudo.

Nota: no sólo el desarrollo está externalizado. La gestión del  proceso de alquiler de los contenidos digitales también está externalizada.

–  Me preocupa todavía más que se insista que el pacto se ha hecho con los editores. ¿El pacto no se debería haber hecho con los lectores? El pacto hecho con los editores vascos que, siento decirlo, no están desde luego en la vanguardia de lo digital es corto en sus planteamientos y una mera copia del modelo papel. Y, conviene añadir, dicho acuerdo cuando la empresa externa se dirige a un editor para solicitarle los contenidos

Dudo que a la hora de abordar el planteamiento se hayan tenido en cuenta algunas de las pistas e interrogantes que señala Javier Valbuena.

– Me preocupa, si echamos la vista atrás, el ritmo del calendario (en abril la fecha era julio) y el ritmo de las gestiones. Por ahora no se ha cumplido ninguno de los plazos inicialmente señalados y existe una tendencia a ir echando balones fuera. Si me pongo ahora la gorra de editor compruebo que las gestiones van lentas y que están empantanadas o semiempantanadas pasadas ya más de tres semanas desde la primera petición de fondos.

– Me preocupa el modelo de ‘compra’ propuesto. Tres veces al año. Una de las reflexiones que ha salido en las mesas de trabajo es la posibilidad de responder con inmediatez desde lo digital a la demanda de los lectores, pero no parece haber calado por lo visto en los responsables políticos (se realizarán tres compras de licencias digitales al año para incorporar las novedades editoriales que vayan saliendo al mercado.).

Y ¿por ahora que tenemos?

1. Una plataforma que confunde novedades con las últimas cargas realizadas

eliburutegia_1

2. Una plataforma que ofrece solo un modelo de préstamo: 21 días sí o sí. No hay ni siquiera posibilidad de comunicar que ya he terminado el libro y queda libre para otro usuario.

3. La plataforma no permite a fecha de hoy ‘quedarse en lista de espera’ si el libro está ocupado.

4. Navego en euskera, pero las temáticas están en castellano (;-))

eliburutegia_2

5. No suele ser conveniente hablar de incompatibilidades tan a la ligera.

Muñoz contrastó la iniciativa vasca con la puesta en marcha por el Gobierno de España con la marca «eBiblio», ya que este segunda iniciativa tiene asegurada sólo un año de vida, está basada en una plataforma privada y cuenta con sólo 1.500 títulos. Las diferentes características de una y otra iniciativa, dijo, impiden su compatibilidad.

Lo primero porque en principio parece que la del Gobierno de España, donde participan todos menos Euskadi,  ya tiene asegurada más vida que ese año. Lo segundo porque en ambos casos todo el tema, desarrollo y gestión, sigue estando en manos privadas y lo tercero, y sobre esto me atrevo casi a apostar porque aparecerá la tercera vía, privada también por supuesto, que será donde todos acabarán en paz y en armonía.

6. Dicho todo esto se puede añadir que ya con el modelo propuesto vamos tarde. Parece que es claro que un modelo de préstamo único y uniforme no responde ya ni a las demandas de los usuarios, ni a las perspectivas de los editores con sentido de futuro, ni a los modelos de desarrollo serios de plataformas de verdad.

Con todo ello, como diría un buen amigo, Yo ¡a favor de obra!, pero sin tener que tragar ruedas de molino.

Por ahora, ya saben:

220 títulos en el sistema de préstamo. Ni siquiera se ha llegado a esos tan criticados por pocos 1500 del Estado

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